martes, 19 de agosto de 2008

Marejada de aves en las costas de Ortegal


Jornada memorable de ornitología marítima la vivida anteayer domingo 17 de agosto enrolados en el “Aula do Mar” de Cariño. Solamente cabe un calificativo: impresionante.

Y no sólo por las especies observadas –que han roto las mejores previsiones- sino por el magnífico ambiente creado entre los compañeros venidos de diferentes lugares de España. Si en lo ornitológico las cosas no fueron nada mal, qué decir del grupo humano generado.



Preparando "chum" con...¡¡aceite de oliva!!. Qué nivelazo... (Foto: L.J. Salaverri)

Desde Castilla-León llegaron Antonio Ceballos y Juan Sagardía, este último pudo obtener muy buenas instantáneas de todo cuanto se aproximaba a la borda del “Aula do Mar”. Los cántabros estaban representados por Guillermo Rodríguez y Jesús Menéndez, mientras que los asturianos que se dejaron caer por el puerto de Cariño fueron Clemente Álvarez Usategui y Dani L. Velasco. De Euskadi recibimos a José Miguel Devesa y a Edurne, mientras que la “legión” madrileña venía comandada por los amigos Óscar Llama, Alfonso Valderas, Jesús Risueño y Borja Heredia.

El resto, los de la tierra: los primos Pablo y Antonio Gutiérrez, Pablo Pita, Antonio Sandoval, L.J. Salaverri, el ya cuasicariñés David Martínez Lago y el colega Ricardo Hevia.



Parte de los integrantes de la salida ornitológica marina. (Foto: L.J. Salaverri)

Salimos del puerto con suficiente “chum” (ese cebo asqueroso formado por restos de pescado, aceites y palomitas o pan, inventado por los británicos) para atraer a las aves, y lo cierto es que funcionó. La primera especie vista –gaviotas patiamarillas y sombrías a un lado- fuera ya de las costas de cabo Ortegal y Estaca de Bares fueron un falaropo picogrueso (Phalaropus fulicarius) y un págalo parásito (Stercorarius parasiticus) oscuro, secundados por alguna pardela cenicienta (Calonectris diomadea) y unos cuantos alcatraces (Morus bassanus). Buen inicio, sin duda.


Stercorarius parasiticus de morfo claro. (Foto: J. Sagardía)

Minutos después hacían acto de presencia una pardela sombría (Puffinus griseus), otro falaropo picogrueso y un charrán común (Sterna hirundo) joven. Con el primer charrán llega un paíño común (Hydrobates pelagicus) y más págalos parásitos, en este caso un ave de morfo claro y otra de plumaje oscuro.

Rondaban las 10:55 h. cuando al rebufo de la embarcación entra la primera gaviota de Sabine (Larus sabini), un bonito ejemplar con plumaje estival, como casi todos los que nos acompañarían a lo largo de la jornada.



Larus (Xema) sabini. (Foto: J. Sagardia)

Más y más págalos parásitos (hasta 5 aves en 3 minutos) cruzan la popa, un págalo grande (Stercorarius skua) adulto con un plumaje ciertamente desgastado se une a la fiesta, las gaviotas de Sabine ascienden ya a 7 ejemplares y el paíño continúa siguiéndonos.

Disfrutábamos como enanos, la verdad.

Y ni que decir cuando incorporamos un fumarel común (Chlidonias niger), una pardela balear (Puffinus mauretanicus) y una pardela pichoneta (Puffinus puffinus) al “rebaño”. Con todo, lo mejor estaba por llegar…

A las 12 millas de la costa un paíño de Wilson (Oceanites oceanicus) hace acto de presencia, la primera observación de esta especie para no pocos de los presentes. Con él entra un segundo charrán común –esta vez un ejemplar con plumaje estival completo, y que se recreó sobrevolando la cubierta-, más y más Sabines (estábamos ya en las 11 aves), etc…

Una barbaridad, vaya.



Oceanites oceanicus. (Foto: J. Sagardía)

Y la cosa no quedó ahí, ni mucho menos. La cantidad de charranes subía a 4, las sabines entraban desde el NE y NW sin cesar, sumábamos un nuevo fumarel común y el págalo grande seguía haciendo de las suyas.

Todo ello se quedó en nada al rozar las 20 millas náuticas al norte de Ortegal. En los 44º 6´ N hicimos una gran mancha de cebo oleoso -quizás la mayor de la excursión- a la que entraron un mínimo de 3 paíños de Wilson diferentes (¡¡¡seguramente unas 5-6 aves!!!), múltiples paíños comunes, muchas gaviotas de Sabine (una treintena, de las cuales 21 se posaron justo bajo nuestra proa) y hasta un págalo rabero (Stercorarius longicaudus) juvenil nos cogió a algunos por sorpresa. El ave sobrepasó el barco de popa a proa por la borda de babor, dejándonos el susto en el cuerpo a unos pocos que en ese instante lo vimos aparecer por sorpresa bajo la proa. Tras un instante de descoloque, el obispillo blanco, su menor tamaño y la estructura del ejemplar nos pusieron tras la pista de esta especie, si bien los compañeros de la cubierta pudieron contemplarlo en mejores condiciones, aseverando algunos de ellos que se trataba de esta especie sin lugar a dudas. El fútbol es así…



Algunos de los tripulantes observando desde la popa. (Foto L.J. Salaverri)

Sin embargo lo de los paíños de Wilson fue antológico, hasta el punto de que uno de ellos llegó a pegarse a la popa del barco en uno de sus extensos planeos sobre las olas…¡¡casi podíamos cogerlo con las manos!!. Se dejaban ver en tan buenas condiciones que no faltaron los comentarios sobre el color de las patas y las membranas interdigitales de los pies.


Bando de gaviotas de Sabine. Hasta 21 ejemplares se posaron frente a la proa del barco. (Foto: J. Sagardía).

Dimos la vuelta a eso de las 12:45 horas con la intención de parar a las 11 millas de costa para hacer otra buena balsa de cebo. Comentábamos unos y otros lo paradójico de no haber divisado págalo pomarino alguno, y los deseos de que una pardela capirotada (Puffinus gravis) se dejase caer. Era la “especialidad” de agosto que nos restaba por contemplar. Y no falló.

En plena ruta, navegando a una velocidad de entre 7 y 8 nudos, una capirotada entró de proa a popa por babor, situándose rápidamente tras la estela del barco, ofreciendo a los ornitólogos buenos instantes de disfrute. Nos siguió unos cuantos minutos hasta que decidimos pararnos para contemplarla; en ese momento desapareció entre las olas del océano.


Ideamos entonces probar un nuevo estilo de cebo que Pablo Pita había preparado, y no funcionó nada mal. En un instante varias pardelas cenicientas, 8-9 charranes comunes, un posible charrán ártico, varios págalos parásitos, un págalo grande y un nutrido contingente de sabines se dejaron caer en la mezcla. Tampoco se ausentaron los paíños de Wilson, que creíamos haber dejado atrás ya.

Otra vez los americanos paíños de Wilson, ¿quién da más?.



Paíño de Wilson. (Foto: J. Sagardía)

Y poco más. Nueva parada a eso de las 14:00 h. en la latitud que mayor número de págalos nos había arrojado a primera hora de la mañana, pero la cantidad de aves decrecía al mediodía… Un skua (seguramente el mismo durante toda la mañana), algún págalo parásito obcecado en perseguir a una gaviota sombría, charranes y tres fumareles comunes. Con eso nos llegaba, era suficiente.


Puffinus gravis. (Foto: J. Sagardía)

Y a las 16:00 horas entrábamos en el puerto con un sol radiante. Ya estábamos casi secos tras recibir unos cuantos “chubascos” de spray marino en la cubierta a lo largo de la ruta. Era algo esperado ya que las previsiones de empeoramiento del estado de la mar situaban el mediodía como momento clave.

En el puerto, despedidas, caras de alegría y citaciones para nuevas aventuras marinas. A ver si la racha se prolonga. Seguro que sí.

Aquellos que se hayan quedado con ganas de más fotos y hasta algún vídeo sobre lo vivido en esta jornada les recomiendo visitar los blogs de Juan Sagardía, Antonio Gutiérrez y Antonio Sandoval. Merecen la pena, sin duda.


Agradecer a Juan y a Luís Salaverri las imágenes que he subido.

Última hora: me cuentan que acaba de verse otro Pterodroma madeira/feae en Estaca de Bares... ¿adivináis quién está entre los afortunados que lo han divisado? En unas horas se desvelará el misterio de la identidad del señor D. Pterodroma, para los amigos, claro.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Una salida ornitológica marina en pocas fotos


Muchos ornitólogos han sido los que en alguna ocasión se han embarcado abordo de un buque para disfrutar de una jornada de avistamiento de aves marinas. Para los que de tanto en tanto hemos tenido la fortuna de aventurarnos mar adentro en busca de pardelas, págalos, alcatraces, etc... no es un secreto lo que sucede en una embarcación repleta de aficionados y el ambiente que allí se palpa. Sin embargo, vaya este post dedicado a todas esas personas que todavía no han disfrutado de esta actividad y que, por lo tanto, no han sentido aún ese gusanillo. Y, por que no, también es una legato a los que gustan de rememorar sensaciones marineras.

Subo algunas fotos cedidas amablemente por Juan Matute (G.O. Alauda) -a través del bueno de Nacho Vega- muy ilustrativas de lo que puede suponer salir a navegar a la procura de pelágicas. Gracias a ambos.

En este mismo blog podréis encontrar una crónica más detallada de lo observado en esta salida marina, realizada no hace mucho: el día 19/07/2008.

Normalmente las primeras aves en acercarse al rebufo del barco suelen ser las omnipresentes gaviotas patiamarillas, aunque cuando los últimos retazos de costa van quedando por la popa aparecen otras especies.


Calonectris diomedea "surfeando" las olas con un carguero al fondo.

Los ornitólogos, sentados a estribor o a babor, aguardan acontecimientos. Prismáticos, cámaras fotográficas y grandes teleobjetivos comienzan a hacer acto de presencia. Para muestra un botón...



Por lo general los alcatraces -o mascatos, como les llamamos en Galicia- no suelen ausentarse en estas citas.


Morus bassanus inmaturo.

Y, por supuesto, no todo van a ser aves. La mar alberga otras cosillas que también se agradecen... ¡¡y mucho!!.


Delphinus delphis.

Efectivamente, no es extraño que una bonita manada de delfines comunes hagan las delicias de unos y otros, aunque ya se sabe que asegurar un avistamiento así nunca es posible al 100%.

Por supuesto, estas y otras observaciones siempre sirven para animar las tertulias.


El intercambio de opiniones es tónica usual en cualquier salida marina.

Por lo general es buena idea navegar hasta el fin de la plataforma continental -al norte de Galicia a unas 20 millas náuticas (37 kilómetros aprox.)- donde debido a la mayor cantidad de nutrientes es de esperar una densidad de aves superior. Pero ¡¡ojo!!, no por encontrarnos a esa distancia de la costa las Larus michahellis dejan de seguirnos.


Larus michahellis anillada en Galicia, presente a 20 millas de la costa.

Si uno viaja en un pesquero con la cubierta despejada se facilita la visibilidad a 360º; nunca se sabe porque lado saltará la liebre.


Grupo de colegas astures apostados en popa.

Una jornada porm estos mares -unas millas frente a cabo Ortegal o Estaca de Bares- en pleno paso migratorio puede dejarnos observaciones de págalos (grande, parásito o pomarino), pardelas (cenicienta, mediterránea, sombría, pichoneta), charranes de varias especies, alcatraces, paíños comunes, gaviotas sombrías, fumareles comunes y algunas cosas más.


Stercorarius skua.

El mes de agosto, y hasta los inicios de septiembre, es la mejor época para intentar el paíño de Wilson (Oceanites oceanicus), la gaviota de Sabine (Larus sabini), el págalo rabero (Stercorarius longicaudus) o la pardela capirotada (Puffinus gravis). El lárido americano y la pardela son relativamente frecuentes en aguas atlánticas a finales de verano, mientras que para el paíño y el págalo, aunque son posibles, necesitaremos un poco más de suerte.

Otras rarezas observadas en salidas pelágicas al norte de Galicia han sido el Pterodroma madeira/feae, el fulmar o el paíño de Madeira.

En noviembre desaparecen los raberos, Wilson & cia, pero los álcidos o los paíños de Leach pueden tomar protagonismo.

La mar es así. A ver que nos depara la salida de este próximo domingo día 17 de agosto.

Para tod@s aquellos que queráis aventuraros podéis encontrar un calendario de excursiones marinas así como las instrucciones para participar en ellas pinchando aquí.

martes, 12 de agosto de 2008

Marejada estival


Las condiciones climatológicas están revueltas, muy revueltas. Y no me refiero solamente a lo que el cielo nos depara, sino también -y por encima de todo- al estado de la mar. Para mañana miércoles 13 nos predicen olas de más de 4 metros en las costas de Ortegal, y vientos que podrían superar los 40 kms/h. Casi nada en agosto.

Con todo, esta mañana nos hemos acercado -una vez más embarcados en el Aula do Mar del Concello de Cariño- a los acantilados de Ortegal, abrazados por olas de 2.5 metros. El viento soplaba firme procedente del W-SW, algo que parece se mantendrá toda la semana. Sin duda esta es una buena noticia de cara a nuestra salida ornitológica marina del fin de semana, ya que todo lo que no sea NE tendido y provenga del océano -a priori- es positivo para el seabirdwatching. Veremos que pasa...

De momento hoy un par de fumareles comunes (Chlidonias niger) casi se dejaron acariciar desde la borda de estribor de la embarcación. Las pardelas cenicientas, mediterráneas y alguna pichoneta pasaron cerca, mientras que los alcatraces nos sobrevolaron para ver de que iba el asunto. El pasado viernes hemos visto los primeros pollos del año pasando hacia el sur.

Aprovecho este post para colgar el calendario de salidas marinas ornitológicas programado para la temporada verano-otoño de 2008. De momento es este:

- 17 de agosto

- 31 de agosto

- 21 de septiembre

- 12 de octubre

- 26 de octubre

- 2 de noviembre

Ya sabéis que las reservas pueden hacerse enviando un mail a la dirección auladomar.concellodecarino@yahoo.es o bien telefoneando al 626 483 350

A ver como se da la cosa este fin de semana. Prometo crónica.

domingo, 3 de agosto de 2008

Campanada Pterodroma


Ayer tarde el amigo Ricardo Hevia ha dado una de las campanadas más sonadas -ornitológicamente hablando- de estas tierras de Ortegal. Y eso que el lugar lleva varias...

A última hora de la jornada de ayer ha podido contemplar durante varios minutos un ejemplar de Pterodroma feae/madeira (con mayor probabilidad de ser el primer taxon) en las inmediaciones de Estaca de Bares. El ave circulaba con dirección E-W, por lo que es probable que hubiese remontado la punta de cabo Ortegal tras detenerse en Estaca unos instantes.

¡¡Enhorabuena a Ricardo!!