martes, 2 de diciembre de 2008

Siempre nos quedará A Concha


Hoy no era una mañana como la de cualquier otro día de otoño, no señor. Lo cierto es que el fin de semana había dejado su huella, su impronta, en forma de blanca nevada. Tras el frío meteoro toda suerte de calificativos emanaban tanto de las bocas de documentados meteorólogos como de las ya recelosas entrañas de los más viejos del lugar: ya se sabe, desde el "nunca se había visto una nevada tan copiosa en fechas tan tempranas" hasta el manido recurso del "cambio climático".

Sea por lo que fuere, un chavalín deslenguado diría que hacía una rasca del quince. Y no le faltaría ápice de razón.

En Rinlo los pajarillos brillaban por su ausencia entre chaparrón y chaparrón. Parecía como si el granizo los hubiese barrido a todos ellos de la faz de la tierra. Tan solo las intrépidas bisbitas parecían querer desafiar al gélido aire procedente de las cimas blancas circundantes.


Anthus pratensis.

Apenas tuve un instante para pistear antes de partir hacia Cariño bien temprano, pero fue tiempo suficiente para encontrarme con un par de bisbitas de richard (Anthus richardi), invernantes regulares en la zona desde hace unas temporadas. Con la práctica uno aprende a localizar a estas aves "de oído" ya que su característico reclamo no suele permitir mucho margen de error a poca pericia auditiva que uno demuestre.

En Rinlo -como en todas partes- esta especie gusta de prados amplios, aunque muestran una especial querencia aquí por apostarse en los tendidos eléctricos de cuando en cuando. Y de esta guisa tiré esta horrorosa instantánea:


Anthus richardi en Rinlo.

Por la mañana no es extraño encontrarse de bruces con aquellos que buscan el desayuno entre las hierbas, tal es el caso del esmerejón (Falco columbarius). En espacio de 15 minutos pude disfrutar de la presencia de dos aves diferentes, ambas mostrando una librea propia de 1º invierno o hembra. Además, las falcónidas suelen estar representadas en esta rasa costera por el omnipresente aquí Falco tinnunculus y, como no, por el proyectil viviente (que diría el Dr. Rodríguez De la Fuente): el halcón peregrino.


Falco peregrinus sobre una estaca en los prados de Rinlo.

Para cerrar el ciclo de las aves rapaces, una hembra de gavilán y un ratonero se dejaron ver.

Después de una mañana de viaje y trabajos atrasados, y todavía con la comida en la boca, quedo con Ricardo Hevia para darnos un garbeo por la ría de Cariño y Ortigueira. Mientras preparo los bártulos recibo un mensaje suyo que creí vendría a decir que ya estaba en el portal de mi vivienda esperándome. Nada más lejos de la realidad.

"Glaucoides en la playa", o lo que en mi idioma se traduciría como "gaviota polar a 50 metros de tu portal".

Salí como una centalla y me encontré, efectivamente, con esto:


Larus glaucoides 1º w entre otros láridos.

Aún a riesgo de resultar presuntuoso...¡¡¡ vaya pedazo de playa que nos gastamos en Cariño !!!.

Hace unas semanas la primera Larus delawarensis del 2º período invernal de la temporada y, ahora, la primera glaucoides del invierno. O del otoño, para ser más exactos, porque esta ave -al igual que la delaware- ha caído con al menos un mes y medio de antelación sobre su fenología habitual en la zona. Perdóneseme el chauvinismo.


Gaviota groenlandesa o polar.

Otro invierno en el que no nos fallan las blancas, que es como conocemos nosotros al binomio formado por glaucoides/hyperboreus. Desde luego, deben contarse con los dedos de una mano los arenales que en España pueden presumir de tales inquilinos un invierno sí y al siguiente también.


Perspectiva del ave entre otros láridos.

Y de A Concha a la ría, si bien la tarde ya estaba cubierta. En los prados de Feás nos sorprendemos al toparnos con un inexperto jabato poniéndose las botas a los pies de unos manzanos; tardó el cochinillo unos segundos en caer en la cuenta de que estaba siendo observado -entre risas- mientras degustaba las maduras manzanas. Y a correr se ha dicho, eso sí, sin soltar la manzana que acababa de mordisquear.

En lo que a los intermareales y canales de la ría se refiere, y como más destacable, un puñado de Melanitta nigra, 5 Mergus serrator, 1 Anser anser, 1 Podiceps nigricollis y hasta un joven Gavia immer. También anátidas para dar y tomar, así como zarapitos, agujas, ostreros, garcetas.... De los zampullines cuellirrojos ni rastro todavía, pero deben de estar al caer.

La noche nos sorprendió de charla -ya con David Martínez incorporado- en la ensenada de S.Claudio, observando zorzales reales (Turdus pilaris) y alirrojos (Turdus iliacus); esta última especie con grupos de hasta 63 aves.
El invierno llegó con sus nevadas, y las gaviotas blancas no tardaron en recalar en A Concha. Menuda playa...

1 comentario:

Antonio Gutierrez Pita dijo...

Pues si, Miguel.... MENUDA PLAYA. Sobran comentarios....