Van cayendo las hojas del calendario y, para quien escribe esto, se aproximan las mejores fechas del año ornitológicamente hablando. Me encanta el período comprendido entre septiembre y mayo porque en Galicia todo es posible; como dice el título del anterior post “Impossible is nothing” en Gallaecia.
Luego de unas fechas de ausencia por asuntos personales varios (con escasos días de vacaciones) me reincorporo al tema pajaril en uno de esos lugares al que el asesino siempre regresa: Rinlo. Los habituales de este blog conocerán de buena tinta mi debilidad por este enclave ribadense.
A eso de las 9 de la mañana, cuando los primeros rayos de sol calientan las gotas de rocío que empapan el manto vegetal, un halcón peregrino (Falco peregrinus) adulto se despereza posado en una estaca de esas que delimitan las fincas abrazadas por los ya antidiluvianos alambres de espino. En las zarzas de los lindes un par de currucas zarceras (Sylvia communis) asoman entre las espinas, mientras tres collalbas grises (Oenanthe oenanthe) se persiguen las unas a las otras mostrando esos característicos obispillos blancos. Para completar el triplete de migrantes transaharianos, una tarabilla norteña cruza la pista de gravilla unos metros más allá. El día va abriendo mientras continúo el paseo acompañado de Gala, la nueva inquilina de la casa que a buen seguro me seguirá en mis correrías ornitológicas. A estas alturas esta pequeña hembra de bulldog francés sólo cuenta con dos meses y medio de vida, demasiado jovencita por ahora.
Las aves rapaces no solamente están representadas por ese magnífico y confiado ejemplar de halcón, sino que un macho de cernícalo común (Falco tinnunculus) y un ratonero común (Buteo buteo) –siempre presente en Galicia- completan la tripleta.
Este año el maíz todavía no se ha recolectado, la causa es que hubo de ser plantado mucho más tarde de lo habitual dada la cantidad de precipitaciones caídas en la primavera, así que este aspecto será algo muy a tener en cuenta ya que podría darse el caso de que la recogida del grano venga a coincidir con las fechas de mayor caída de paseriformes a nuestros prados. Y ya se sabe la querencia de los fringílidos, alondras & cia por estos terrenos con la tierra recientemente revuelta. Peligro.
Precisamente de un extenso maizal sale volando un pajarillo que me dio la sensación de ser un carricero común (Acrocephalus scirpaceus) y que tras un breve trecho volvió a dejarse caer sobre la plantación; lo mismo que llegó se fue, como decía la canción. “A falta de Phragmites bueno es Zea”, diría el pajarillo.
A punto de marcharme al coche escucho ese reclamo que me alerta de que ya las cosas cambian, son un par de bisbitas comunes (Anthus pratensis). Después de estas dos, otras tres aves más; cinco en total, son las primeras que veo en este período postnupcial. El otoño ya está aquí.
Me gusta.
martes, 23 de septiembre de 2008
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1 comentario:
Amigo Jose Miguel:
A unos 2000 km. más al sur y con unos grados más de temperatura, esperamos con prismaticos en mano la llegada de las aves que trae el frio.
Mucha suerte este inviernos y que los huracanes del caribe llenen nuestras listas de "Bimbos".
Un saludo desde Tenerife.
Juanjo Ramos
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