jueves, 7 de febrero de 2008

Villafáfila. Regresando de Holanda.


Macho de Mergus albellus dormitando.

En vista del fallo con el supuesto ánsar nival, recordamos la cercana masa de agua y allí, entre miles de silbones, 48 serretas chicas (35 increíbles machos), varias serretas grandes, tres garcetas grandes y todos los patos habidos y por haber, pusimos el broche de oro a nuestra visita a los Países Bajos.


Dani y Ricardo, aprovechando los últimos retazos de luz. A sus espaldas uno de los múltiples pólderes de Holanda.

Nos fuimos hacia Eindhoven para reservar cama y tomar a la mañana siguiente el vuelo de vuelta.

Llegamos a Madrid a eso de las 12, con la idea de hacer una parada técnica en Villafáfila. Pero en el camino ya pudimos darnos cuenta de que, también en lo ornitológico, estábamos en España.


En un tramo de la A-6 a su paso por la provincia de Ávila nos sobrevolaron a escasa altura un par de buitres negros. Cigüeñas blancas, milanos reales, cernícalos vulgares, etc… se asomaban a las cunetas.
Al arribar a Villafáfila nos dirigimos a los alrededores de la laguna de Barillos, no sin antes encontramos con diferentes grupos de avutardas.



Vista de la laguna de Barillos.

En uno de los bandos –objetivamente ya menos numerosos que otros años- localizamos un ánsar careto grande y toda una rareza ibérica, como lo es un ánsar piquicorto al que, por venir de donde veníamos, no prestamos mucha atención.

Lo que son las cosas.

En menos de un par de horas también vimos una garceta grande, no pocos aguiluchos laguneros, un puñado de aguiluchos pálidos, tres simpáticos mochuelos, un bando de gorriones chillones, muchas perdices y abundantes trigueros. Hasta Ricardo tuvo tiempo de localizar un pinzón real entre un enjambre de fringílidos.



Petronia petronia posado en el techo de un observatorio de Barillos.

Pero se nos escapaba algo, la ambición ya no tenía límites. En vista de la suerte...¿por qué no pedir más?. Queríamos encontrar el posadero de un grupo de búhos campestres que habían sido observados por unos colegas asturianos de Dani días atrás. Recorrimos canales y acequias pero no aparecían.

Y como venía siendo tradición en los últimos días, levantamos no una, ni dos, ni tres, sino diez aves de un solo golpe en el justo instante en que la luz declinaba. Alguna de ellas se mostró ciertamente confiada con nosotros, y así pudimos tirar -a pesar de las dificultades lumínicas- alguna instantánea.



Asio flammeus observando a los tres extraños.

Y con la noche ya sobre nuestras espaldas, marchamos para Galicia (vía Asturias) intercambiando opiniones y más opiniones ornitológicas.

Fin del viaje. Esto de las aves es una enfermedad como otra cualquiera…

2 comentarios:

Frondoso dijo...

Enhorabuena por los bimbos. Soy Amando tu colega castellano y leonés. Por cierto puedes confirmarme lo de los milanos negros de la A-6. Lo digo porque me parece un poco pronto pues suelen llegar a CyL hacia mediados de Marzo pero con este tiempo lo mismo se han adelantado. Un saludo.

José Miguel Alonso Pumar. dijo...

Hola Amando.

Muchas gracias por tus comentarios.

Evidentemente, no se trataba de milanos negros, sino de milanos reales.

Ha sido un simple lapsus calami.

Un saludo.