jueves, 17 de abril de 2008
Humedales
En esta loca primavera llena de excesos y déficits uno sale al campo preparado para todo. Archibebe fino, aguilucho papialbo, elanio y, ahora, escribano pigmeo. Por si fuese poco.
Ayer Pablo Gutiérrez se topó de bruces con uno de estos emberícidos raros, escasos, divagantes.
Esta especie -todavía fresca en mi retina después de la visita holandesa del mes de enero- se dejó caer por las proximidades de A Frouxeira, en la coruñesa localidad de Valdoviño. Para quien no conozca este fabuloso “hot spot”, decir que se trata de la típica laguna litoral gallega, con más peligro que un mono con metralleta. Peligro sobre todo –sirva el ejemplo del escribano- en el paso migratorio prenupcial.
“Valdovo” (como la llaman algunos colegas) es también referencia por la regular invernada del escurridizo Botaurus. Ayer nadie más que Pablo fue quien de ver al Emberiza pusilla, pero eso es lo que hay, el fútbol es así (como suelen decir los entrenadores argentinos mediocres).
Con todo, el lago tenía otros inquilinos que, aunque de menor alcurnia twitchera, no hacían ascos al observador. Véase sino.
Para comenzar, dos hembras de porrón se alisaban el plumaje luego de unas zambullidas; la cosa no pasaría por llamativa si no fuese porque una de ellas era un porrón pardo (Aythya nyroca). Y eso ya son palabras serias en Galicia.
Además, y en la escasísima masa de agua (jamás había visto el lago tan seco) una pareja de Anas clypeata, bastantes Anas strepera, un grupo de zampullines comunes y unas pocas fochas se afanaban a comer. También alguna pareja de ánade real se relajaba.
Pareja de Anas platyrhynchos.
En el fango las limícolas escaseaban, con unos 5 chorlitejos grandes, un par de Calidris alpina y algún que otro Numenius phaeopus. Poca cosa en este sentido.
Sin embargo, en la orilla oeste una preciosa garza imperial adulta daba un empujón a la paupérrima variedad de ardeidas que disfrutamos por estos lares. Aunque a los compañeros del resto del Estado pueda sonarles a risa, siempre es bonito ver una Ardea purpurea aquí. Ya se sabe, cada territorio tiene sus talones de Aquiles.
Más al fondo otra garza imperial adulta. Dos ya es abusar, demasiado.
Los tres que por allí estábamos “Os tres de sempre” -una versión orteganornitológica de los personajes protagonistas de aquella magnífica novela escrita por el maestro Alfonso Daniel Rodríguez Castelao-, David Martínez, Ricardo Hevia y un servidor, decidimos poner rumbo al embalse de As Forcadas. Pensaba Ricardo que allí las garzas imperiales también harían acto de presencia. Y acertó.
Antes un macho de Aythya fuligula, 5 Riparia riparia, unas fochas y 5 Podiceps cristatus se dejaban ver en las aguas abiertas del pantano. Por cierto, los somormujos especialmente dedicados a labores constructoras, ahora que el euribor está por las nubes parece inteligente ponerse a levantar uno mismo los cimientos del cubil…
Decía yo que garza imperial haberla habíala. Para muestra un botón.
Ardea purpurea en As Forcadas.
Después de unos primeros instantes de alerta, el ave se relajó y nos dejó instantáneas de cierta coquetería.
Garza imperial acomodándose el plumaje.
Como puede verse, ejemplar adulto al igual que los de la vecina laguna de Valdoviño o los vistos en calendas anteriores en la ensenada de Ladrido, Ortigueira. Buena entrada primaveral para la especie en el norte de Galicia, quizás la mejor que uno recuerda.
"¿Qué miráis?" parecía decir mientras nos apuntaba con el pico.
Tuvimos todavía un momento para detenernos en Mera, donde nada interesante salió. El grupo se redujo, ya que David nos abandonó rumbo a casa. Todavía tuvimos tiempo Ricardo y yo de ver en el canal principal de la ría de Cariño y Ortigueira un nutrido grupo de limícolas, con entrada muy notoria de Limosa lapponica, Numenius phaeopus y Tringa nebularia.
La última perla del día nos la dejaron 2 archibebes oscuros (Tringa erythropus) que acompañaban a los siempre activos archibebes claros. Así da gusto…
Hoy la cosa fue diferente. Los mismos que finalizábamos la jornada previa nos dejábamos arrastrar por la intuición a la lucense Terra Cha. Finalizada la jornada laboral, ponemos rumbo a las lagunas chairegas. Cospeito es la primera parada obligada.
Llegar y besar el santo, como se suele decir. Un par de repasos a los márgenes y…¡¡zas!!, me quedo alucinando al descubrir un Podylimbus podiceps en plumaje estival completo. No me lo esperaba, la verdad.
Estaba un poco distante el zampullín picogrueso, pero con todo decidí obtener testimonio fotográfico de la escena. Os lo presento:
El americano Podylimbus podiceps con librea estival. Mentón y pico marcados de negro son rasgos identificativos.
Es evidente –y no se me escapa- que las posibilidades de que se trate del mismo ejemplar observado fechas atrás en la arenera de Riocaldo (Begonte, Lugo) son altas.
Después de mirarlo y remirarlo sin señal alguna de timidez por parte del mergullón, seguimos repasando las aguas. Un grupo hirundínidos con 13 aviones zapadores sobrevuelan la laguna, un aguilucho lagunero se posa en la Typha, las gallinetas dedicadas a comer, un par de milanos negros y poco más. De Anas querquedula nada de nada; mal año para ellas, sin duda.
De aquí a los prados de A Espiñeira, donde una de las escasas parejas de avefrías gallegas defendía su descendencia de las oportunistas cornejas.
Continuamos en la Veiga de Pumar, con una hembra (podría ser un juvenil) de Circus cyaneus dándonos la bienvenida. El recuerdo del aguilucho papialbo se cruzó en nuestras mentes, pero era aguilucho pálido; no cabía lugar a la duda. Los trigueros ocupaban el aire con su monótono trino, trigueros por todas partes. Y en esto llegamos a un regadío repleto de cigüeñas, 104 aves para ser exactos. Casi nada.
El camino nos llevó irremisiblemente a Caque, el otro humedal de la comarca. Con un nivel hídrico elevado como nunca, unas pocas fochas, zampullines comunes y ánades reales (con pollos incluidos) se paseaban. Un Troglodytes dio el susto en el carrizal, para animar el cotarro.
La tarde pasaba rápida y el atardecer se nos echaba encima, así que como en ayer convenimos poner el broche en nuestra ría; hoy no hay Tringa erythropus, las limícolas han descendido considerablemente, pero sí sacamos un interesante grupo de 13 charrancitos (Sterna albifrons). Bonita especie para finalizar un Tour de los humedales.
¿Quién da más?.
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