martes, 15 de abril de 2008

Otra vez Rinlo

Ayer lunes llegué a Foz por la tarde, a eso de las 16:00 h. Allí estaba Javier Cantil, echando un ojo desde Os Fondás. Nada nuevo bajo el sol en la ría… Bueno, sí. Unos animosos grupos de Charadrius hiaticula, Limosa lapponica, Calidris alpina, etc… También un Pluviales squatarola y algún Calidris alba.

Ya nos íbamos hacia Rinlo, cuando viene volando del exterior del intermareal un ejemplar de Pandion haliaetus con un pez entre las garras, posándose en un pino de la orilla este (E). La rapaz desaparece entre las ramas, y nos deja con un palmo de narices.

En fin, menos da una piedra.

Llegamos a Rinlo entre los cantos de los fringílidos y un buen montón de lavanderas boyeras buscando pitanza en un terreno arado, todas ellas de la subespecie Motacilla flava iberiae.

Mi idea –para que ocultarla- era sacar la esquiva Locustella naevia, pero la buscarla no se dejó.

Javi tenía ganas de ver el bisbita de richard, así que lo intentamos en el prado habitual de invernada de la especie. Al rato levantamos un ejemplar, que emite su característico reclamo. La verdad es que me vi sorprendido por la fecha; no albergaba yo demasiadas esperanzas de encontrar algún ave, pero esta primavera loca…

Después de un par de idas y venidas el ave acaba parándose en un tendido eléctrico, donde Javi puede observarla a placer por unos instantes (yo no, el móvil no paraba de sonar…). Pero el caso es que la sorpresa fue en aumento cuando vemos que dos individuos más de esta misma especie de bisbita llegan al cableado. Y esta vez si las disfrutamos con calma.

Unos minutos después optan por echarse al pasto, donde las dejamos tranquilas. En ese mismo herbazal resistían todavía un par de bisbitas comunes, perezosas a la hora de emigrar.

Unos metros más abajo la primera Sylvia communis de la temporada en una mata de Rubus, y al poco otra, y otra... Parece que hubo una entrada fuerte de la especie. Una pareja de collalbas grises rebuscan entre los terrones en busca de insectos, el macho presentando una magnífica librea.

A punto de llegar al coche y de despedirnos oigo un reclamo que no por poco común en ciertas zonas de Galicia es menos característico: el del triguero. Un macho cantor posado en lo alto de una estaca vomita el trino a toda el área. Celoso de su congénere, otro Emberiza calandra asoma desde una mata herbácea para marcar su parcela. Ya son dos. Poco a poco la primavera marca su impronta.

Con grupos de Motacilla flava elevándose de los campos dejamos la cosa para otra ocasión. Ya están aquí los migrantes de segunda oleada ( 2ª generación, como me gusta decirles).

1 comentario:

Héctor Ruiz dijo...

Pues yo tambien sigo a menudo tu blog y las rarezas que lo acompañan. Cuando vengas por aqui si quieres me avisas y vamos a ojear algo por ahi. Un saludo