Son las 23:00 horas cuando el díscolo Dr. Gregory House tortura, como cada jueves, a alguno de sus enfermos. Justo en ese momento me llega la noticia de una observación de chocha perdiz en las inmediaciones de Ortegal.
"Entrada de avefrías, chorlitos, becadas.., curioso", pienso. Y continuo saciando mi dosis semanal de la serie televisiva. El Dr. Foreman se ha equivocado de diagnóstico, mal asunto...
Llegan los anuncios y, a la vez, la gula. Así que escapada nocturna en busca de esa máquina expendedora que me saca de apuros -por fortuna- muy de cuando en cuando. Justo en ese instante en que introduzco las monedas vuelvo a recordar que, quizás, se está produciendo un goteo de becadas en nuestra costa. Así que, ¿por qué no echar un vistazo?, ¿qué me cuesta un paseillo?.
Mi intuición me lleva a una pista forestal cercana a Ortegal en la que, durante el mes de septiembre, la entrada de pajarillos se hace notar. El firme es de tierra -y no de asfalto- así que quizás alla suerte. Puede que las laderas orientadas al norte...
Al poco de comenzar, tras una curva, sorprendo a 2 corzos jóvenes que comienzan a caminar lentamente delante del coche. Mientras los observo caigo en la cuenta de que unos 20 metros más allá hay un ave tumbada en el medio de la pista, pero los corzos siguen y siguen...¡¡ becada, la van a levantar !!.
Y la levantan, claro.
"Esto sólo me puede pasar a mi", pensé. Para una becada que veo...
Unos 150 metros más adelante, una nueva chocha pasa volando bajita delante del coche, y un poco más allá otra acostada en el medio del camino. Despacito, despacito, me acerco mientras ella mira curiosa. Y cuando acababa de detener el coche y más y mejor la observaba a escasos metros...¡¡zas!!, se escaquea.
Bueno, esta arcea la he disfrutado bastante mejor, sobre todo porque arrancó el vuelo de frente a mi, casi por encima del coche, y la luz de los focos provoca que transluzca en su cola la banda caudal blanca, que contrasta con la negra.
Continuo un poco más sin éxito, así que decido dar la vuelta. Y en el momento en que finalizo la maniobra de giro veo en la cuneta, al lado del coche, una cabeza que me mira y ¡ale hop!, sale volando otra sorda.
Hay que ver la de nombres que tiene esta especie.
En resumen, 4 contactos visuales con Scolopax rusticola en un trecho de 1.300 metros; entre 3 y 4 ejemplares. Desde luego, record personal con esta especie.
Aprovecho para, desde este lugar de encuentro, aconsejar a un buen amigo que no deje pasar la coyuntura: buen momento para bimbar la especie.
¡¡ Ahora o nunca !!.
Vuelvo a casa y me reengancho a las expresiones soeces del galeno más famoso de la caja loca. Es lo que hay...
jueves, 20 de diciembre de 2007
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3 comentarios:
Brilhante relato!
Parabéns,
Damián
Fijo, soy fijo .
Debo entender que son nocturnas?, ¿que sacaste de la máquina?.
Me encanta este blog
Jajaja!! De la máquina donettes, Juan. Donettes...
Las becadas tienen hábitos crepusculares y nocturnos, por el día están agazapadas.
No son muy fáciles...
Mis agradecimientos más sinceros por vuestros comentarios.
Feliz Navidad a todos.
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