jueves, 1 de mayo de 2008
De nuevo lúganos reproductores
Si no me falla mi ya cada vez más maltrecha memoria, fue en la primavera de 1998 cuando pude observar lo que por aquel entonces suponía el primer indicido de cría de Carduelis spinus en Galicia.
El caso es que encontraba dando un repaso a un extenso pinar de la siempre sorprendente sierra da Capelada -concretamente en su vertiente cariñesa- cuando una pareja de lúganos me sobrevoló, emitiendo su característico reclamo. La hembra, que precedía al macho, parecía portar en su pico material para la confección del nido.
La sorpresa fue mayúscula. Permítaseme la licencia de asegurar que pocos podíamos imaginar que un fringílido tan frecuente algunos inviernos en nuestros campos decidiese quedarse a criar entre nosotros.
El lúgano, conocido popularmente en Cariño como Cabecita, presenta un patrón de invernada irregular en cuanto a número de efectivos en la península Ibérica; hay años de verdaderas irrupciones masivas de aves procedentes de centroeuropa alternados con otras temporadas en las que se les observa de modo más esporádico. Durante los meses crudos es bien conocida la filia de esta especie por las formaciones de alisos (Alnus glutinosa), donde los grandes bandos se atiborran de semillas.
Meses después de aquel primer contacto, en esa mismo verano de 1998, pude localizar en la misma sierra un nidal con tres polluelos y contemplar, días más tarde, una pareja aleccionando a sus jóvenes volanderos en la tarea de buscar alimento. El indicio de cría se convertía así en la primera constatación de reproducción de este bonito fringílido en suelo gallego.
Curiosamente aquella misma temporada alguna que otra familia decidió hacer lo propio en la vecina sierra do Xistral, tal y como vino a testimoniar el compañero Xabier Vázquez Pumariño.
Con los años, se han ido verificando crías puntuales, muy al estilo de algunas especies de fringílidos irruptivos, tal es el caso por ejemplo de los piquituertos. Este año sí, el siguiente no, el tercero quien sabe...
En 2002, la primavera escocesa que me tocó vivir fue una gran oportunidad personal para, además de regocijarme con las especies propias de la abrupta Alba, seguir puntualmente las peripecias nidificantes de una ajetreada colonia de Siskins (como les llaman los anglosajones) en las lejanas Highlands de la isla de Skye.
Sus vuelos de celo son erráticos, algo así como una mezcla del mariposeo propio de Serinus serinus y los aleteos profundos de Carduelis chloris, y resulta siempre algo digno de contemplar. Y no es menos placentero el escuchar su retahila de trinos desde lo alto de las copas de las coníferas.
Carduelis spinus macho. Ejemplar fotografiado hace escasas fechas en la sierra de A Faladoira. (R.Hevia)
Por eso, cuando mi amigo R.Hevia fotografió al macho de Carduelis spinus que véis sobre estas lineas, hace escasamente una semana, la historia comenzó a repetirse. Parece que este año también han decidido quedarse para multiplicarse entre nosotros, en estos particulares Highlands que son la comarca de Ortegal.
Les seguiremos la pista, a ver que sucede.
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