viernes, 23 de mayo de 2008

Lluvia y más lluvia


La cosa empieza a resultar, en lo climatológico, demasiado monótona a estas alturas del año. Después de vivir uno de los inviernos más secos de las últimas décadas, ahora nos toca sufrir una de las primaveras más húmedas -si no la más- que uno recuerda.

Desde unos días antes de que comenzase la este año tempranera Semana Santa, casi no hay fecha que no se haya pasado por agua. Vale aquello de "En abril aguas mil", pero es que estamos a 23 de mayo y la cosa no tiene visos de mejorar...

Arriesgamos ayer tarde Ricardo Hevia y yo en nuestra visita a Cospeito, y el tiro no salió por la culata de milagro. Pasamos primero por una zona de prados abiertos, donde lo más significativo fue la presencia de un zarapito real, siempre interesante en el interior lucense en estas calendas. El ave parecía ser un macho. Algo más allá un cuco de fase gris y unas pocas codornices cantando.

Aterrizamos en uno de los observatorios de la laguna, en concreto en la cara E., con un cielo gris, muy gris. No tardó en descargar con virulencia... Mientras llovía repasábamos los bordes de la laguna, con un par de ruiseñores bastardos (Cettia cetti) cantores y 5 Riparia riparia como más significativo. Una hembra de ánade real custodiaba a 6 polluelos de escasos días, mientras que otra hacía lo propio con 4 crías ya talluditas.

De repente, tras una hora guareciéndonos, aparecen de la nada dos anátidas, ambas machos. Uno de ellos un Anas platyrhynchos, y el otro éste:


Anas querquedula.

Un precioso ejemplar de cerceta carretona, sí señor. Este año casi se ha vuelto rareza en Galicia, entre otras cosas porque su habitualmente conspicuo paso prenupcial ha sido paupérrimo esta temporada.


Cerceta carretona y ánade real en Cospeito.

El cielo gris no permitía grandes florituras fotográficas, y como salir del hide era poco menos que un suicidio, esto es lo que hay...


Vista posterior del ave, con sus diagnósticas cejas blancas. Obsérvense los goterones de lluvia sobre las aguas.

No estábamos solos en el humedal. Un grupo de tres ornitólogos también soportaban estoicamente la tromba resguardados en otro observatorio, justo en la orilla opuesta.


Detalle de la nuca del macho de Anas querquedula.

Poco rato más tarde las anátidas desaparecen con idéntico disimulo al mostrado en su aparición, y entra en escena un nuevo protagonista en Cospeito: la nutria.


Lutra lutra. Foto lejana de un ejemplar comiendo un pez.

Efectivamente, esta es una de las especies emblamáticas de los humedales de A Terra Cha. Disfrutamos unos 15 minutos de las idas y venidas del mustélido acuático, mientras que se homenajeaba con un festín alimenticio.

Y dos horas más tarde, el cielo se da a si mismo un tregua de unos 5 minutos, suficiente como para escaparnos al coche. Sin mucha esperanza nos desplazamos a Veiga de Pumar, donde sólo nos recibieron 31 cigüeñas blancas, algunos trigueros, varios milanos y 5 aguiluchos cenizos. Por cierto que los Circus pygargus presentaban todos ellos (3 machos y 2 hembras) el plumaje típico de la especie, sin aberraciones melánicas.

Días atrás Gustavo Martínez había visto una cigüeña negra entra las blancas; no fue ayer el caso. Y como las nubes no daban señales de tregua regresamos a casa.


¡¡Qué remedio!!.

1 comentario:

Toño Salazar dijo...

Hola José Miguel, siempre interesantes tus crónicas y, no sé cómo lo hacéis, pero siempre con algún bicho fuera de lo común.

Quería comentarte que, según tengo entendido, lo de los cenizos no es melanismo ni, por tanto, aberración cromática, sino un morfo oscuro, al estilo de las águilas calzadas.

Saludos y enhorabuena por las 10.000 visitas al blog.